Hace algún tiempo encontré un canal de Youtube que me ha dado la oportunidad de entender un poco mejor a las personas y a mà mismo. The School of Life habla de manera aterrizada sobre filosofÃa, psicologÃa, arte y ciencia. Habla sobre los problemas del dÃa a dÃa, de lo que la gente experimenta y por qué, de los rasgos propios que nos dan miedo y que muchas veces deseamos ocultar o eliminar.
Hace poco encontré un video de tÃtulo "The Terror of Being Alone" o "El terror de estar solo". Me pareció relevante para lo que he estado viviendo.
Solo los cobardes podrÃan adecuarse o acostumbrarse a estar solos ¿no? Hay libros que aprecian y admiran la soledad, descubriendo a la gente como ermitaños viviendo solos en cabañas, en bosques o montañas alejados del mundo. Pero nosotros no somos asÃ, a nosotros no nos gusta vivir solos, ¿o si?
Sin embargo entender la soledad se vuelve un poco más sencillo cuando empezamos a debilitar nuestros miedos con algunos hechos: es peor estar solo un sábado que un lunes. La sensación de estar solo en cualquiera de esos casos es completamente diferente a pesar de que, en realidad, los dÃas son "fÃsicamente" iguales.
Un lunes no nos afecta puesto que es socialmente aceptable llegar solo a descansar después de un ajetreado dÃa. El sábado por otra parte, es un dÃa que nos encuentra vulnerables, débiles y disponibles; constantemente buscando algo que adormezca la soledad, mientras esperamos que nadie se entere de nuestra patética rutina.
Esta condición "se siente" diferente en cada dÃa porque mientras en uno se llega a descansar de un dÃa ocupado, el otro es evidencia de lo indeseable que es nuestra compañÃa, de lo poco que significamos para los demás, o de lo muy incompetentes que somos para relacionarnos realmente con la gente.
Ahora, si pudiéramos controlar completamente el orden de nuestros pensamientos, encontrarÃamos la capacidad de disfrutar tanto un dÃa como otro sin la necesidad de un compañero, sino de una perspectiva diferente, que se puede resumir en los siguientes argumentos:
- Nuestra soledad no es impuesta, sino conscientemente buscada. En ocasiones nos damos cuenta que la compañÃa incorrecta es más dañina que la soledad, por lo que tomamos la decisión de permanecer solos. Aún asà parece que la realidad nos evade un segundo, y no nos damos cuenta de que somos nosotros quienes hemos preferido estar solos.
- Procura no comparar a los demás. Ver a los demás en pareja, disfrutando sus vacaciones con amigos, o platicar de la mejor cena de sus vida nos da una falsa idea de lo que los demás viven (o cómo lo viven). La realidad es una exageración que nosotros creamos en la que simplemente no pensamos que ellos también pudieron haber pasado por silencios incómodos, deseado estar solos o regresar a casa.
- No entendemos las estadÃsticas. Somos pésimos estadistas. Imaginamos que todos son felices, que tienen una pareja o que nunca se sienten solos, y cuando vemos hacia nosotros mismos nos percibimos como seres sumamente desagradables, exagerando nuestros defectos. Si pudieramos realmente ver a todas las personas, entenderÃamos que ellos también viven una vida igual (incluso tal vez peor) que nosotros.
- No hay nada de qué avergonzarse. Necesitamos mejores roles que seguir para entender que la soledad no es equivalente a un monstruo, horrible o desagradable. Tenemos que entender la diferencia entre la soledad forzada o buscada.
- Debemos entender nuestro pasado. Esta sensación viene de un lugar particular, nuestra infancia. Alguien nos dejó sintiendo que no somos dignos de la compañÃa de otra persona. No es que tengamos miedo de estar solos, es que no nos gustamos mucho a nosotros mismos. Una vez que aprendamos a querernos, no tendremos problemas por ser nuestros propios amigos y disfrutar de nuestra compañÃa.
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